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El soldado antes que el ciudadano

Publicado: 2011-12-11

Durante estos días hemos asistido a numerosos análisis que califican como autoritario el desempeño de Ollanta Humala, fundamentalmente en relación al conflicto Conga. Pero lo que me llama la atención es el factor “sorpresa” que esgrimen para explicar, tanto izquierdistas como derechistas, aquello que califican como giro autoritario o de aprendiz de autoritarismo en Humala.

Quizá esta postura es más comprensible desde los izquierdistas que se enrolaron en las filas del nacionalismo de Ollanta Humala, con la intención de articular las fuerzas progresistas teniendo como soporte al nacionalismo. A esta altura supongo que el desencanto se ha multiplicado con la salida de Lerner y el nombramiento de Valdés, ex ministro del Interior, en la dirección de la PCM.

Con el nombramiento de Valdés, se reforzará actos de autoritarismo militar que sucedieron en estos últimos días, recuérdese, la falta de diálogo con las comunidades afectadas por la minería en Cajamarca, la falta de participación de las autoridades locales y regionales en las políticas de desarrollo de Cajamarca, el ocultamiento del estudio ambiental del proyecto Conga, la declaración del Estado de Emergencia en Cajamarca. Actos catalogados como desconcertantes, tanto en los análisis de políticos de derecha y de izquierda.

Ollanta Humala como de costumbre ha preferido el pragmatismo político-militar, al diálogo democrático y la búsqueda de consenso político. Prefiere el continuismo de la política minera diseñada por las propias empresas mineras, antes que la redefinición de la política minera en el país. Respalda la inclusión social impuesta, a una inclusión social con participación política de las comunidades afectadas por la minería.

El cambio de gabinete es una señal política de Ollanta Humala a la izquierda y a la derecha. La izquierda tendrá que aprender una vez más a organizarse desde fuera de los partidos y o movimientos gubernamentales, con propuestas sólidas y viables. Jamás, bajo el “paraguas de outsiders” logrará consolidar un partido político. La derecha debe pensar más seriamente que el “progreso” y el crecimiento económico permita “una distribución más justa de los beneficios” (véase pronunciamiento de la Confiep http://confiep.org.pe/articulos/2638-pronunciamiento-no-detengamos-el-desarrollo-con-inclusion-en-el-peru).

Pero toda esta crisis política, más que acciones desconcertantes, son maniobras consecuentes con la trayectoria política de Ollanta Humala, quien construyó su liderazgo político-militar, con el apoyo central de los reservistas como base social. Cuya organización política-clientelar estuvo a cargo de Antauro Humala. Y cuya visibilidad política fueron el “levantamiento de Locumba” y el “Andahuaylazo”.

También se ha dicho que Ollanta Humala no tenía un proyecto político. Pero queda claro que el proyecto político de Humala fue “tomar” el poder. Para ello bebió sorbos de la ideología de izquierda, se armó de un discurso radical y de confrontación con los políticos y partidos tradicionales. Gestó el nacionalismo patriotero como bandera, con el apoyo de reservistas organizados militarmente en los lugares más recónditos del país. Logró el apoyo de los sectores de la izquierda. Y aprendió del pragmatismo político de Fujimori.

De lo que vendrá de aquí en adelante serán acciones resultantes y consecuentes del pragmatismo militar y nacionalista de Ollanta Humala. Parafraseando a Schmitt, el soldado antes que el ciudadano.


Escrito por

Asunta Montoya

Crítica, Inquieta, inconforme y un poquito creativa. Tejedora de una comunicación solidaria y de una política desde la ciudadanía. Nací en Amazonas y soy latinoamericana. Estudié periodismo en Jaime Bausate y Meza; y Ciencias Políticas en FLACSO-Ecuador. Pero,


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