Cinco años construyendo un Estado al servicio de la ciudadanía
Por Roberto Sánchez: Más allá de las buenas cifras económicas que exhibe el país, quizá la mayor clave para entender la alta aprobación que recibe el gobierno de la revolución ciudadana, y que lo coloca entre los más populares de América, está en una frase que recientemente expresó el presidente Rafael Correa en una entrevista: “Nos pueden acusar de cualquier cosa, menos de ser incoherentes: hacemos exactamente lo que propusimos al pueblo ecuatoriano y lo que este aprobó mayoritariamente en las urnas”.
El actual proceso político ecuatoriano se inició hace cinco años con la victoria electoral de un conjunto de fuerzas progresistas que confluyeron en Alianza País para construir democráticamente una alternativa de gobierno que, junto a la ciudadanía, revolucione las estructuras del viejo Estado.
Como primer paso para la transformación del país se convocó a una consulta popular para instalar una Asamblea Constituyente que renueve el marco jurídico, propuesta que fue una promesa de campaña y que recibió un abrumador respaldo popular.
La nueva Constitución (2008) dejó atrás el modelo económico de inspiración neoliberal y buscó la recuperación del papel soberano y regulador del Estado al servicio de la ciudadanía. El Estado se definió como plurinacional e intercultural reconociendo el Sumak Kawsay o Buen Vivir, de los pueblos indígenas, como un eje transversal del texto constitucional que busca una relación más armoniosa con la naturaleza.
Ecuador soberano
El fortalecimiento del Estado, en contraposición al sistema neoliberal, ha sido una de las principales guías en el desarrollo de las políticas públicas. Por ejemplo, la política petrolera dejó de obedecer a las transnacionales o intereses foráneos y se consolidó un rol activo del Estado en la explotación de este recurso estratégico de la economía ecuatoriana. Asimismo, la soberanía alimentaria priorizó la producción del campesino para el mercado interno antes que la agroexportación.
La soberanía territorial se reafirmó con una sólida postura del gobierno ecuatoriano frente al bombardeo del ejercito colombiano en Angostura (2008), que significó la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno de Uribe. Además, en el plano militar se puso fin a la presencia de tropas estadounidense en la base militar de Manta (2009), todo un símbolo del neocolonialismo en el Ecuador.
En materia financiera Ecuador dispuso una auditoría integral de la deuda que permitió develar diversos mecanismos fraudulentos que empleó el capital especulativo del norte para someter la economía del país. El Estado logró renegociar su deuda comercial y reducirla en aproximadamente $3 mil millones, permitiendo redistribuir mejor sus recursos.
Ecuador también ha impulsado el desarrollo de una nueva arquitectura financiera internacional con el objetivo de brindar una respuesta regional a través del Banco del Sur y otros mecanismos financieros alternativos a los modelos neoliberales imperantes. Por ello, desarrolla una política que busca la integración regional latinoamericana antes que los designios de las potencias mundiales hegemónicas y sus organismos multilaterales. En ese sentido ha potenciado las relaciones con los países del ALBA, UNASUR, MERCOSUR y recientemente participó activamente en la creación del CELAC.
Este giro en las políticas, junto con el alto precio internacional de las materias primas, ha logrado mejorar los ingresos fiscales y para el 2011 se estima un crecimiento de 8% del PBI ecuatoriano. Esta situación ha facilitado una mejor asignación de recursos a educación, salud y obras de infraestructura como carreteras, electricidad, agua y telecomunicaciones. Asimismo, se cuenta con una mejor capacidad para focalizar la atención a los más necesitados a través de diferentes programas sociales. Según la Cepal, Ecuador se encuentra entre los cinco países latinoamericanos que más ha reducido la pobreza en los últimos años.
Respaldo popular
Cabe recordar que bajo el nuevo marco constitucional, aprobado por referendo el 2008, se convocó a elecciones generales que fueron ganadas por Rafael Correa en primera vuelta en abril del 2009, significando una importante victoria democrática y el respaldo de un amplío sector de la ciudadanía a los procesos transformadores que se vienen implementando.
Pero esta transformación también ha significado en varios casos una fuerte resistencia al cambio. El nuevo Estado plurinacional que busca la construcción del Buen Vivir enfrenta la paradoja de convivir con un estado burocrático que se rehusa a dejar las viejas prácticas del pasado. Por ejemplo, el gremio de maestros se resistió absurdamente a colaborar con mejoras al sistema educativo y lo mismo ocurre con ciertos grupos corporativos que ostentaban una serie de privilegios. El gobierno es permantemente asediado por grupos de derecha y sus medios de comunicación que atacan las reformas y también de otro lado recibe críticas de un sector de la izquierda vinculada a posiciones ecologistas e indiginistas maximalistas.
La respuesta de Correa a sus detractores es enérgica y confrontacional: desenmascara a los grupos de poder, enfrenta a las transnacionales, critica fuertemente a la prensa, ataca a la vieja partidocracia y responde sin temor a los intelectuales que lo califican como autoritario. El presidente ecuatoriano sostiene un discurso que dicotomiza el espacio público entre quienes están con la revolución ciudadana y quienes buscan regresar al pasado, logrando articular una mayoría popular que se siente representada por las reformas que se vienen implementando.
En este periodo uno de los momentos más conflictivos, en el que incluso llegaron a confluir varios grupos críticos del gobierno, tuvo lugar el 30 de setiembre del 2010, cuando una huelga policial devino en un intento de provocar un golpe de Estado. Ese día el presidente Corea enfrentó en la calle a los policias huelgistas y tras recibir una serie de agesiones se refugió en un hospital cercano que fue rodeado por los manifestantes armados. Ante esta situación el pueblo salió a las calles para defender y respaldar la democracia. Finalmente, gracias a la intervención de las fuerzas armadas se logró la liberación del presidente en medio de una intensa balacera que dejó 8 muertos y más de 200 heridos. El 30-S se convirtió en el día de la defensa de la Revolución Ciudadana.
La transformación no se detiene
A pesar contratiempos, propios de las tensiones en la construcción de una democracia radicalmente participativa, las reformas no se detienen. En mayo del 2011, vía consulta popular, el gobierno recibió el apoyo necesario para reformar la justicia y regular los medios de comunicación, entre otras medidas. Asimismo, ha fortalecido el diálogo con el sector indígena no partidarizado y como un primer gesto el dirigente indígena Ricardo Ulcuango ha sido nombrado embajador en Bolivia. Este año también se consolidó la inciativa Yasuni ITT para mantener bajo tierra el petróleo del Parque Nacional de la Amazonía (del mismo nombre) a cambio de una compesación económica internacional.
Actualmente, el gobierno se ha propuesto trabajar en un cambio cultural de la visión de país. El objetivo es lograr mayor eficiencia y responsabilidad para hacer las cosas extraordinariamente bien. En ese sentido una prioridad será reforzar un cambio en la calidad del servicio educativo para apuntalar una amplia reflexión sobre el país.
Las encuestas muestran que la gente más pobre ha recobrado la esperanza en el país, se ha recuperado la voluntad de cambio que es fundamental para que los pueblos salgan adelante. Probablemente, aún falta mucho por hacer y el Estado tiene que priorizar en su agenda ciertos temas antes que otros. Sin embargo, es inegable que en los últimos años se han producido importantes avances para el bienestar de la mayoría de ecuatorianos que estuvieron olvidados a lo largo de la historia. Ecuador ha pasado de tener siete presidente entre 1997 y 2007 a contar con uno de los gobiernos más eficientes de América Latina, según Latinobarómetro.
Fuente: Fedaeps