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Philomena, más que una película

Publicado: 2015-01-13

Después de varias lunas, retomo este espacio, compartiendo este comentario que escribí una tarde de abril...después de ver esta magnífica película.

Una amiga me preguntó, y ¿que tal la película? Me quedé callada, porque aun la estaba asimilando después de algunos días de haberla visto. Fue una película difícil para mí, no porque fuera compleja la trama ni la historia densa. Más bien porque Philomena me sacudió sacándome muchas veces de mis casillas para entender y vivir la fe de otra manera y en confianza plena en el ser humano y en Dios. De entender al “otro”, -en este caso a la “otra” que te robó lo más preciado de tu vida un hijo(a) y abrir la capacidad de perdonar y amar, y aceptar la invitación de Philomena a sentir y vivir la vida como gratitud.

En 98 minutos, Philomena desbarató en parte mis verdades y certezas, de las que normalmente vivimos aferrados y orgullosos, regocijándonos de creernos mejores que los otros-as, simplemente muchas veces por no saber ni querer escuchar.

La sencillez, simpleza, el humor y la profundidad de Philomena es tan impresionante, que pronto te haces su cómplice para “tomarle el pelo” a Martin, el periodista rígido, escéptico, irónico, agnóstico, o gozamos con ella a borbotones cuando te confiesa haber sentido placer cuando tuvo relaciones con un chico desconocido, el padre de su hijo Anthony.

Philomena nunca tuvo un guión predeterminado de su vida, lo fue escribiendo durante todos sus setenta y tantos años, sorprendiéndose de sus propias revelaciones y hallazgos con los que alimentaba la escritura de su vida.

Tan pronto como te vuelves su cómplice, también puedes rivalizar con Philomena, por ejemplo cuando es capaz de perdonar a las religiosas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, en Roscrea, que le robaron a su hijo amado, amputándole la felicidad de verlo crecer y acariciarlo: Yo no perdono, Philomena sí. Ambas somos madres, pero yo juzgo, ella no. Philomena absuelve, yo acuso. Philomena comprende, yo denuncio. Philomena se resigna, yo no. Philomena decide no publicar las causas por las que no pudo encontrar a su hijo, yo me indigno. Aunque la batalla termina cuando las dos sufrimos y lloramos juntas por los cincuenta años de avatares en la búsqueda de Anthony.

Siento que no puedo ser Philomena porque somos dos personajes distintos, aunque empiezo a entenderla porque somos mujeres, madres y ambas creemos en Dios. De pronto algo de mí hay en Philomena ¡qué maravilla! cuando decide denunciar y perdona. Quizá yo también pueda perdonar. Philomena y yo nos hemos vuelto a encontrar. A tal punto que cuando nos enteramos que Anthony es gay no nos sorprendemos más bien asentimos con una sonrisa porque lo hemos percibido desde que el niño tenía tres años y derrochaba amor y ternura a su amiguita, casi de la misma edad, con la que compartía su niñez y fue su hermana de vida cuando ambos fueron dados en adopción a una familia norteamericana.

Ha terminado la película y sigo sorprendida de Philomena una mujer que a sus setenta y tantos años es capaz de itinerar en lo más profundo de su ser. Contrariamente a muchas vidas que se han instalado en sus propios moldes, comodidades, rutinas, modos de ser y pensar, sin capacidad de transitar como el espíritu de Philomena que navega la vida sin cesar.

La vida de Philomena, al igual que nuestra vida “se sostiene del influjo que mueve la apertura, o la negación de la misma, hacia el otro y otra que nos construye/de-construye/reconstruye, tanto como nos configura/desconfigura/reconfigura”, como dice un amigo jesuita Mauricio López.

Philomena, más que una película, es una invitación a mirarnos “hacia dentro” y descubrir nuestras capacidades, miserias, fortalezas y debilidades y confiar en la capacidad de vivir a plenitud un atributo que solo tenemos los seres humanos. Aunque siempre seré yo, algo de Philomena se mueve en mi.

Ficha técnica

Título: Philomena

Título original: Philomena

Año: 2013

Duración: 98 minutos

País: Reino Unido

Género: Drama

Director: Stephen Frears

Actores principales:

Judi Dench: Philomena Lee

Steve Coogan: Martin Sixsmith


Escrito por

Asunta Montoya

Crítica, Inquieta, inconforme y un poquito creativa. Tejedora de una comunicación solidaria y de una política desde la ciudadanía. Nací en Amazonas y soy latinoamericana. Estudié periodismo en Jaime Bausate y Meza; y Ciencias Políticas en FLACSO-Ecuador. Pero,


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